Nosotros sabemos quién es el lobo, y no vamos a ser tan estúpidos esta vez, no vamos a caer en la misma trampa otra vez. El lobo nos puede engañar, si, tal vez, ahora está bajo la piel de un corderito, pero tenemos que sacarnos el miedo, divertirnos, reírnos en la cara del lobo.Si hace falta tenemos que ridiculizar esa historia para volver a sentirnos vivos. Porque no siempre el lobo está en el bosque, a veces vive adentro nuestro, al acecho, esperando nuestro error para comernos los sueños, la vida misma. Crecer es atreverse a cruzar el bosque, sin saber con qué nos podemos encontrar en el camino, si con un final feliz en la historia, o terminar en la boca del lobo.

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