Suavecito me pusiste todo en su lugar suavecito, como juego para armar, como al barro el alfarero, como brisa de aguacero conquistaste, suavecito. Colocaste besos justamente en el lugar suavecitos, cirugía para curar las heridas que dejo el pasado sin sanar y en el caos de mi infierno instalaste tu gobierno y abrazaste suavecito. Suavecito, fuiste casi imperceptible sin prisas de a poquito colocaste tu bandera inamovible, suavecito, fuiste tan demoledor pasito con pasito tu paciencia arrolladora me salvo suavecito. Suavecito fui ganando con saber perder suavecito sin afanes de imponer con la calma que viene del tacto de mujer como huella de gaviota, como se forma una gota me atrapaste suavecito. Me aceptaste como un cero izquierdo y sin valor me peleaste sin nada a tu favor con la suavidad con la que se mueve un rumor, con el paso de un anciano, con paciencia de artesano, me salvaste, suavecito.



Algunos se pasan la vida buscando la felicidad, cuando no la encuentra se desesperan o se resignan a ser infelices toda la vida. El problema es que la gente no entiende que la felicidad no existe en un lugar y hay que ir a buscarla, porque la felicidad siempre está… está en una charla, en un amigo, en una mirada, en una sonrisa. La felicidad es algo tan simple que a veces no nos damos cuenta que está, y ese es el problema, ese fue mi error.